miércoles, 5 de abril de 2017

Paciencia

"Si tiene remedio,
¿Qué razón hay para estar abatido?
Y si no lo tiene,
¿En qué beneficia el desconsuelo?"

Es absurdo desarrollar una mente infeliz, porque entonces ésta inmediatamente se convierte en enfado y odio, destruyendo el bienestar propio y el de los demás, es por esto que no debemos generar ningún sentimiento de infelicidad.

Para impedirla, razonamos a través de diferentes argumentos lógicos el por qué no debemos generar ningún sentimiento como la insatisfacción o la infelicidad. Shantideva nos dice que alguien que nos hace daño, o que nos impide obtener lo que deseamos, nos causa la infelicidad o malestar, pero que siendo infeliz ante esa circunstancia o problema, ¿hay posibilidad de resolverla o de superarla? Entonces, ¿por qué angustiarnos? este agobio no tiene sentido, no hay por qué sentirse abatido puesto que si hay soluciones no hay razón de machacarte ya que el problema se puede solucionar.  Hay que abandonar inmediatamente este sentimiento de abatimiento o angustia y buscar las soluciones, dedicar nuestras energías en buscar las posibles soluciones, seguir sintiendo infelicidad o angustia, desgasta toda nuestra energía y cuando tienes que buscar las soluciones ya no nos encontramos capacitados angustiándonos más. Es un razonamiento para no sentir angustia o infelicidad.

Entonces una circunstancia o incidencia que te causa dolor o pena que no se pueda resolver, ¿en qué nos beneficia sentirnos desconsolados? si no tiene solución, ¿para qué sentir agobio y  angustia?, sintiéndote así, ¿qué beneficio nos trae? En realidad ninguno. Además si el problema no tiene solución es absurdo mantener sentimientos de enfado, malestar, agobio, ya que no traen beneficios y sí más desventajas porque cuanto menos toleramos estas circunstancias y menos las aceptamos, más nos hace sufrir, mientras que cuando más las toleramos y aceptamos, hay menos dolor y sufrimiento.

Por eso analizando, con calma, y reflexionando estos argumentos con calma, entendemos que la mejor manera es abandonar la angustia, el enfado y la infelicidad. Por eso no debemos dar oportunidades a generar estos pensamientos.

A un principiante estos argumentos pueden resultarle extraños y utópicos pero si practicamos con voluntad y sinceramente, con buena fe, podemos eliminar uno de los peores engaños como es el odio y el enfado, tan obsesivo y destructivo.

Aceptar voluntariamente las circunstancias adversas nos puede resultar extraño pero meditar en ello nos ayuda a integrar en nuestra consciencia estos argumentos que son ordinarios y fáciles de asimilar. Si nos llenamos de angustia no seremos felices, en cambio si conseguimos realizar estas prácticas podemos llenar nuestra vida de paz y felicidad. 

Estos son argumentos para abandonar el sentimiento de agobio, angustia e infelicidad, ayudándonos en cualquier adversidad que nos encontremos en nuestra vida cotidiana, ya que en lugar de desarrollar un sentimiento de malestar, transformamos estos sentimientos en una oportunidad de desarrollo espiritual y de nuestro propio bienestar.

Entonces el día que eres capaz de transformar todas las adversidades en un desarrollo espiritual, nadie nos lo puede impedir, sea donde sea, nadie nos dañará, incluso un preso político, un condenado o penalidades, nada puede hacernos daño.

Una historia verídica que sucedió en la Revolución cultural del Tíbet en donde muchos maestros, yoguis y monjes, fueron encarcelados y aseguran que fue su mejor momento de práctica, en la cárcel. Un amigo mío del monasterio cuando se escapo del Tíbet, lo cogieron y le dieron una pena de 3 años y pico de cárcel. Durante el día tenía que trabajar, y por la noche en la celda no había luz  por lo que los guardias no le veían, entonces él aprovechaba para hacer sus prácticas preliminares, así que cuando salió de la cárcel, ¡tenía los cuatro preliminares completos!, llegó al monasterio contento. Decía que gracias al entrar a la cárcel el pudo terminar sus preliminares. Él aparentemente tuvo que vivir en circunstancia adversas, pero él transformó esta circunstancia para aprovechar su desarrollo espiritual así que cuando salió no tenia odio, ni rechazo, salió con alegría y sin traumas, ya que había podido aprovechar el tiempo. Gracias a la práctica de la paciencia, ésta le favoreció aceptando que es el resultado de un karma.


El propio karma tiene que madurar y uno mismo debe experimentarlo y cuando más lo rechazas, menos disfrutamos el momento presente. El karma debe ser asumido. Por ejemplo la historia nos cuenta de yoguis tan elevados como Nagarjuna y Aryadeva.

Nagarjuna murió degollado, el filósofo, considerado un gran pionero, murió degollado debido a su karma. Él tenía un karma de haber cortado el cuello de una hormiga, este karma le quedaba por purificar, entonces cuando el asesino de Nagarjuna se acercó para matarlo intentando a golpearlo y acuchillarlo, no podría matarlo porque tenía realizaciones de inmortalidad, entonces el pobre asesino estaba agobiado y se lo pidió por favor, obsesionado en ocupar el trono de su padre porque su padre y Nagarjuna tenían realización de inmortalidad y estaban vinculados y como no podía matar a su padre tenía que matarle a él y por eso le pidió por favor, que le diera su vida, entonces Nagarjuna siendo un Bodhisattva tenía que conceder todo lo que le pidieran de tal manera que cuando le preguntó cómo podía asesinarlo, Nagarjuna le contestó que atando una hierba en su cuello porque le quedaba ese karma que purificar.


También Aryadeva, debido al karma de una de sus vidas previas perdió un ojo ya que en otra vida estaba jugando tirando piedras y golpeó el ojo de una vaca, haciéndole daño y  tenía que purificar este karma. 



Esto nos consuela ya que personas tan elevadas como estos grandes yoguis asumían su karma. De manera que nosotros como seres ordinarios tenemos que aceptar nuestro karma, además apoyándonos en estos argumentos: “si se puede solucionar, es absurdo generar pensamientos negativos y agobiarnos y si no se puede solucionar tampoco nos trae ningún beneficio, mientras tanto, está claro, hay que vivir felices.”


Enseñanzas de S. E Nyari Tritul Rimpoché


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